Comité Consultivo del Consejo de la Cultura y las Artes de la Región de Valparaíso
Esta declaración fue acordada por miembros del comité consultivo de la región, en la perspectiva de transparentar y propiciar mejores condiciones para el desarrollo de la cultura local. Se entiende como una responsabilidad al igual que darla a conocer a los pares.
Tras estos meses como miembros del Comité Consultivo del Consejo de la Cultura y las Artes de la Región de Valparaíso, creemos que es de responsabilidad entregar opinión respecto de las formas como se va diseñando y aplicando la política cultural en la región, opinión que por lo demás, pacientemente ha considerado un tiempo de espera prudente ante de ser expresada abiertamente, pero ya topa con su limite final.
En lo medular, debemos hablar de ligereza o incapacidades cuando de abordar el asunto de la dirección política se trata: “rápidamente y con el menor ruido posible se deben hacer las cosas” pareciera ser casi un slogan. Aunque lo razonable es contar con cierta pertinencia y experiencia en el área, un buen colectivo político de trabajo podría sin mayor sobresalto salir al paso a los desafíos y necesidades del diseño propuesto desde la primera convención institucional, incluso enriquecerlo.
La participación del juicio y opinión de los artistas y de los actores sociales pareciera ser una fórmula posible para permitir dar cuenta de los énfasis direccionales. Antecedentes de esta experiencia se pueden rescatar de los cabildos culturales que años atrás se realizaron con resultados que perfectamente se pueden contextualizar.
No obstante, lo que se ha indicado para este período es la definición de cuerpos colegiados dirigentes, situación que para el caso porteño nos parece una figura artificialmente sostenida (no deja de ser interesante conocer el dato nacional al respecto). En esta línea, lo objetivo es dar cuenta del vacío y asumir la crisis institucional corrigiendo reglamentariamente, a partir de una convocatoria constitutiva que permita la articulación de un consejo de carne y hueso.
Para no tropezar con la misma piedra, los asuntos reglamentarios y la delimitación de funciones deben ser transparentadas. Desde nuestra experiencia en la función como cuerpo consultivo, podemos dar cuenta de dos momentos de consulta; en ambos, el asunto consultado (criterios para evaluar escuelas artísticas* y postulaciones para el formato regional de los llamados carnavales culturales**) genera una opinión levantada en acta que, posteriormente, a instancias del Consejo Porteño se considerarán inconsistentes o no satisfacen políticamente afinidades y “gustos” personales.
Teniendo un cuerpo visible, idóneo y tolerante que dirija, en vinculación con los actores artísticos y sociales; existe la posibilidad cierta de enmendar rumbo y despejar la nebulosa que naturalmente genera la producción de eventos.
En definitiva, llamamos a poner término ahora a esta estructura fuera de quórum, de lo contrario, todas las decisiones siguen careciendo de legitimidad y para avalarlo no estamos disponibles.
* En circunstancias que la opinión se hace consistente para que los proyectos de escuelas artísticas sean analizados y evaluados por un artista vinculado al aula, productivo en ambos escenarios; el Consejo opta por entregar esta tarea a un “gestor cultural”.
Tras estos meses como miembros del Comité Consultivo del Consejo de la Cultura y las Artes de la Región de Valparaíso, creemos que es de responsabilidad entregar opinión respecto de las formas como se va diseñando y aplicando la política cultural en la región, opinión que por lo demás, pacientemente ha considerado un tiempo de espera prudente ante de ser expresada abiertamente, pero ya topa con su limite final.
En lo medular, debemos hablar de ligereza o incapacidades cuando de abordar el asunto de la dirección política se trata: “rápidamente y con el menor ruido posible se deben hacer las cosas” pareciera ser casi un slogan. Aunque lo razonable es contar con cierta pertinencia y experiencia en el área, un buen colectivo político de trabajo podría sin mayor sobresalto salir al paso a los desafíos y necesidades del diseño propuesto desde la primera convención institucional, incluso enriquecerlo.
La participación del juicio y opinión de los artistas y de los actores sociales pareciera ser una fórmula posible para permitir dar cuenta de los énfasis direccionales. Antecedentes de esta experiencia se pueden rescatar de los cabildos culturales que años atrás se realizaron con resultados que perfectamente se pueden contextualizar.
No obstante, lo que se ha indicado para este período es la definición de cuerpos colegiados dirigentes, situación que para el caso porteño nos parece una figura artificialmente sostenida (no deja de ser interesante conocer el dato nacional al respecto). En esta línea, lo objetivo es dar cuenta del vacío y asumir la crisis institucional corrigiendo reglamentariamente, a partir de una convocatoria constitutiva que permita la articulación de un consejo de carne y hueso.
Para no tropezar con la misma piedra, los asuntos reglamentarios y la delimitación de funciones deben ser transparentadas. Desde nuestra experiencia en la función como cuerpo consultivo, podemos dar cuenta de dos momentos de consulta; en ambos, el asunto consultado (criterios para evaluar escuelas artísticas* y postulaciones para el formato regional de los llamados carnavales culturales**) genera una opinión levantada en acta que, posteriormente, a instancias del Consejo Porteño se considerarán inconsistentes o no satisfacen políticamente afinidades y “gustos” personales.
Teniendo un cuerpo visible, idóneo y tolerante que dirija, en vinculación con los actores artísticos y sociales; existe la posibilidad cierta de enmendar rumbo y despejar la nebulosa que naturalmente genera la producción de eventos.
En definitiva, llamamos a poner término ahora a esta estructura fuera de quórum, de lo contrario, todas las decisiones siguen careciendo de legitimidad y para avalarlo no estamos disponibles.
* En circunstancias que la opinión se hace consistente para que los proyectos de escuelas artísticas sean analizados y evaluados por un artista vinculado al aula, productivo en ambos escenarios; el Consejo opta por entregar esta tarea a un “gestor cultural”.
** Sosteniendo que el Consejo Regional no emitió ninguna opinión sobre el juicio editorial reaccionario del Diario La Estrella del 14-09-2006 respecto de la obra de Juvenal Barría en que cita a "La bella Gabriela y la mariscala de Balagny" (hacia 1596) ahora, a instancias de la definición de los jurados para el Carnaval porteño, el Consejo nuevamente se equivoca al respaldar la participación del citado diario en el cuerpo de jurados (me pregunto si obras como ésta tendrán alguna posibilidad de competir en igualdad de condiciones).
Jaime Garnham
Artista Visual
Miembro Comité Consultivo
Consejo de la Cultura y las Artes
Región de Valparaíso
Valparaíso, 16 de noviembre de 2006.
Artista Visual
Miembro Comité Consultivo
Consejo de la Cultura y las Artes
Región de Valparaíso
Valparaíso, 16 de noviembre de 2006.
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